Los 'stickers' son una manifestación espontánea de la necesidad de comunicar de manera instantánea diferentes aspectos de la realidad que, en texto escrito, requerirían de mucho tiempo y espacio.
Por Tomás Atarama. 30 julio, 2020.Tener un sticker que expresa que se necesita tiempo para encontrar otro sticker, que describa con precisión una situación, es una muestra de cómo estos recursos visuales se han incorporado a nuestra forma de comunicarnos.
Aunque sus antecedentes se remontan a los emojis animados del Messenger de Microsoft, los stickers nacieron en el 2011, de la mano de Line. Unos pocos años después fueron un fenómeno popular, que alcanzó con su incorporación en WhatsApp su mejor ventana de exposición. Hoy, son un recurso infaltable en la comunicación digital.
Lo sorprendente de los stickers no es su calidad estética, sino el valor simbólico que construyen en una tensión constante entre lo que realmente representan y el uso que se les da en los grupos de hablantes digitales. Los stickers son una manifestación espontánea de la necesidad de comunicar de manera instantánea diferentes aspectos de la realidad que, en texto escrito, requerirían de mucho tiempo y espacio. Se pueden encontrar stickers de todos los estilos y finalidades. Están los lúdicos, los hiperbólicos, los emocionales, los interrogativos, e, incluso, los metalingüísticos y los poéticos.
En este contexto, creo que es prudente detenerse a pensar acerca de la pertinencia de incorporar estos recursos en la comunicación digital. Por su baja calidad estética y su natural ambigüedad, hay quien podría pensar que los stickers son una manifestación de la baja formación y un mecanismo simplista que atenta contra el cuidado del idioma; sin embargo, hay que entender que los stickers son en realidad una nueva forma de representar, un nuevo recurso, con usos y funciones distintas a las del lenguaje escrito.
De hecho, aunque los stickers pueden condensar en un solo código visual cantidades extraordinarias de información, no permiten realizar procesos de abstracción y universalización; se trata más bien de una interpretación concreta en un contexto. Tienen, por decirlo de algún modo, una función similar a la del lenguaje corporal en una conversación. Ayer fueron los emojis, hoy son los stickers y mañana será algún recurso que permita mayor condensación e instantaneidad; lo cierto es que en esta cultura digital esta tendencia a incorporar recursos visuales en la mensajería instantánea seguirá confirmándose.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.